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Alisados y sus contraindicaciones

© Mena Martinez. Todos los derechos reservados.

Allá por el año 2010, se empezaba a correr la voz de que había un producto que modificaba la estructura del cabello. Mágicamente el cabello con rulos podía ser lacio en solo cuestión de horas, podía bajar el frizz y ayudar a que el cliente se peinara en cuestión de minutos. Y eso luego se extendió a cualquier tipo de patrón de cabello.

Hoy te quiero contar mi experiencia personal a través de los años trabajando con ese producto.

El producto alisador

En los comienzos, el producto más comercial tenía altos niveles de formaldehido (formol), no estaba regulado por ninguna entidad, por lo cual era solo cuestión de hacer un par de llamadas y conseguirlo.

Era, y aún lo es, una crema de consistencia semi liquida que se aplicaba en el cabello, se secaba con secador y luego se plancha unas 3 millones de veces para “sellar” el producto y listo: después de 2 o 3 días obtenías el cabello más lacio que jamás podías imaginar.

 “No soporto el olor”

Ese producto mágico se empezó a hacer muy popular entre los clientes, y tuvimos que empezar a realizarlo en días específicos, ya que debía hacerse al aire libre por los gases que desprendían.

En mi caso personal, ese día era el LUNES. Mi día libre, mi día de descanso. Todavía recuerdo que odiaba levantarme a la mañana del lunes para ir a trabajar, sabiendo que tenía que intoxicarme todo el día con ese maldito olor a formol.

Al principio trabajaba sin mascara porque me resultaba incomoda, y a los 2 o 3 meses me di cuenta que tenía que protegerme un poco y ponerme aunque sea un barbijo, el cual no era suficiente.

Por día llegaba a realizar entre 4 a 8 alisados para poder incrementar un poco mis ingresos. Llegaba a casa al final del día con dolores EXTREMOS de cabeza, me dolían los ojos y los tenía todos rojos. Tenía las manos resecas, por tocar el producto accidentalmente sin guantes. Por la noche me iba a dormir apestando a formol (por más que me bañara 5 veces el olor perduraba). Sentía el olor penetrante del formol hasta 3 o 4 días después, lo sentía impregnado en mí. Y cuando ya sentía que me había desintoxicado: “OTRA VEZ ERA LUNES”.

“Ya, basta”

Después de un buen par de años (como unos 5 o 6) me di cuenta de que no quería seguir exponiéndome a ese producto. Me revele contra el sistema y dije: “Basta, no lo hago más”. Empecé a investigar sobre las contraindicaciones de la exposición al producto, tanto para el cliente como para el profesional que lo realizaba, y esa fue la gota que colmó el vaso.

En esa época ya sobraban las fotos con lastimaduras en la piel por contacto con el formol.

Visite a mi médico de cabecera y le conté sobre lo que me pasaba y me prohibió seguir haciendo alisado. Y gracias a eso pude terminar de divorciarme de ellos.

“¿Cómo que no haces más alisados?”

Era la clásica pregunta entre mis clientes. No comprendían la razón por la cual yo no iba a hacer más alisados.

Mi gran arma contra esa pregunta fue el conocimiento. Investigue a fondo el tema, y hasta el día de hoy lo sigo haciendo. Conocí y conozco cada secreto sobre el tema y con eso pude hacer que mis  clientes comprendieran la razón.

Hoy en día las cosas cambiaron bastante, ya casi está saliendo del mercado el formol como producto alisador, pero comenzó la batalla de otros componentes que te dejen el cabello liso, brilloso, nutrido, sin frizz y que también te baile el malambo: algo así como un piso de parquet recién lustrado.    

Y el baile sigue; por más que cambien los componentes y hagan el producto cada vez más estético, sigue haciendo el daño que hacia hace más de 10 años.

Lo peor de esta historia es que ahora cualquier persona puede hacerse el alisado en casa sin la ayuda de un profesional. Cualquiera puede ir a una tienda donde vendan productos de peluquería y adquirir un kit para “eliminar el frizz”. 

A esta altura ya no saben que nombre ponerle para hacerlo atractivo: plastificado, cauterización, anti frizz de células madres, anti estático vegano, y demás yerbas.

Es hora de que vayan comprendiendo que este tipo de tratamientos no es nada bueno ni para la salud de tu hermoso cabello, ni para el profesional que debe exponerse a todos estos químicos constantemente.

Es entendible que, por un lado, el profesional quiere hacer dinero rápido, y por otra parte, el cliente busca soluciones rápidas o ahorrarse unos pesos haciéndolo en casa; pero basta! ¿Todavía crees que hacerte el alisado no hace daño?

Mira el video por mi Canal de YouTube ♥

Cuida tu cabello de la mejor manera

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